lunes, octubre 31, 2005

SIT


Tome cualquier objeto de uso cotidiano, usual, anodino incluso, y súbalo a un altar para verlo con ojos nuevos. Por ejemplo, una silla. Rescátela de las sombras y sométala a la luz, a la de un gran foco. Difícilmente no surgirán imágenes entonces que lo evoquen, que lo giren y le den nuevos usos, que sugieran nuevas formas…

Pero si este ejercicio tan sencillo de creación de ideas lo llevan a la práctica, ah, señoras y señores, el Tricicle... el álbum de acontecimientos, de flashes hacia lo recóndito, de vueltas surrealistas, etc. ¡podría contenerse en varios tomos!

Tiene el Tricicle –creo- un sentido del humor tan lúdico, que con pocos artificios consiguen armar un montaje bien compuesto, sin flecos. Comienza la obra en un prefacio sobre la creación del primer asiento-tronco, continúa con un vídeo (¿homenaje a W. Allen?), y repasan la vida de los Chairwood, “saga de fabricantes de sillas y gente del espectáculo” hasta bordar finalmente sketchs donde -¡vaya! ¡quién lo diría!- la silla es el centro de todo. Y en conjunto, tratado con esmero, que eso se nota. Con cariño y con una sonrisa de verdad en la cara. Es que llaman siempre la atención este tipo de cosas: qué transparente es la felicidad de un actor sobre el escenario, cuando de verdad se lo está pasando pipa. Más incluso que el espectador, a veces. Porque es que somos un pelín cínicos, reconozcámoslo, que después de Martes y Trece pensamos que los grupos de humor se llevan fatal entre bambalinas. Pero el Tricicle, si es así, lo disimula muy bien: hay entre ellos miradas cómplices, como "colegas que se putean”, con mucha vis cómica, pero sin petardeo. Y tú, ahí sentado, era como ver al grupete gamberro de amigos sacándole la risa a una silla de donde no se sabe. El humor es sencillo, apelando a unas risas españolas que saltan ante lo surrealista sobre todo y un poco la bufonada, y así consiguen que apenas salte a la luz lo complejo de trazar un guión tan cerrado y completo, qué bien.

Y hubo risas más discretas, otras explosivas, algunas continuas como un electrocardiograma… pero las hubo constantemente, por parte de todo el público.

Y mira que me cuesta, pero sí, mereció mucho la pena estar sentada una hora y media.


Sit (Tricicle)
Pequeño Teatro Gran Vía
Dirección : Calle Gran Vía, 66
Teléfono : 91.541.55.69
Hasta el 15-01-2006

miércoles, octubre 26, 2005


soy una niña de cristal haciendo malabares
con tarritos de porcelana.



martes, octubre 25, 2005

Quiero-una-Sopa

Le robo el slogan a Gallina Blanca para declarar mi amor por la Sopa. No la sopa, la de fideos, la de verdura, la de Mafalda (del cómputo rescato sólo el caldito gallego de mi abuela). Sino la Sopa: restaurante lacónicamente definido como económico y biológico.

Como restaurante es bueno, sencillo de carta –aunque esto pudiera parecer un pero, ni muchísimo menos-, con ingredientes naturales, facturación casera, sabores amables con el paladar y precios bastante fáciles.
Sopa de primero, cómo no. Varía el tipo según el día de la semana, aunque siempre hay varias para elegir. Y servida en un tazón blanco, con otro más al lado lleno de arroz con trocitos de frutos secos. También hay ensalada, para quien echa de menos los fogones de la abuela, como yo.
De segundo, bocadillos calientes, de queso o verduras. O si no te permites más pan por hoy, tortilla o torta de verduras. Y si es martes, como hoy, una selección de sushi vegetariano buenísimo (mi menú fue: ensalada de algas –de lujo-, una bola de tofu –rico, pero algo dulzón- y 2 rollitos de verduras –envueltos en una finísima pasta, ligeros y sabrosos, sobre todo con la salsa de soja-).
Para terminar, lo dulce también es bastante sugerente, si aún tienes ganas de más (¡las verduras llenan un montón en un primer momento!).




El local, amplísimo, es como un comedor de colegio noruego: muy sencillo, sólo tiene un par de mesas grandes en el centro de color pino, con floreros de gerberas –tan a propósito de la moda minimalista- y un montón de taburetes alrededor, para comer en comuna. Las paredes, el suelo, el techo, la barra, las estanterías… blanco todo. Así fluye la vista hacia el punto que capta toda la atención final: una única pared naranja.

Pero el lacónicamente del principio no está escrito al pedo. Porque Sopa tiene algo que a los soñadores, a los insatisfechos, a los amantes de proyectos, a los bulle-bulle, a mi en particular, nos atrae de este lugar. Porque además de la barra y el comedor, Sopa dispone de toda una pared a lo largo del restaurante forrada de estanterías colmadas de productos biológicos, ecológicos, sanotes, dispuestos para ser admirados, comprados y acogidos en alacenas particulares. Y porque en la entrada se aloja un pequeño espacio con vitrinas y escaparates donde Jorge Morales expone sus diseños de joyas de plata, bolsos, sombreros… (que, por supuesto, puedes adquirir). Y porque aprovechando la filosofía del local, se permite organizar iniciativas como el colectivo de “grupo de consumo”: si te apuntas, puedes recibir una bolsa de verduras de entre 5 y 7 kilos (puede variar según la variedad y disponibilidad del momento) proveniente de una cooperativa que cultiva hortalizas de forma ecológica.

Sopa es uno de esos negocios multidisciplinares que han ido surgiendo con el tiempo en los barrios progres de las ciudades, que quizás, no sé, respondan a la amalgama de inquietudes varias de estas nuevas generaciones “que no sabemos lo que queremos”. O quizá es que lo tenemos muy claro: yo, al menos, quiero-una-Sopa.


ps: sopa. c/ nierenberg, 23. madrí.

lunes, octubre 24, 2005

Diferencias sutiles

RAZONABLE

Cuando tú llevas a cabo una obra –no entraré ahora a calificar si de arte o no, no es el momento-, es lógico que haya una ley que proteja tus derechos sobre lo que has realizado, entre ellos el de explotación de tu obra, sus derechos de imagen, etc. Para que nadie haga dinero a tu costa. Eso está bien.

En este caso, la Ley de la Propiedad Intelectual da un margen sobre los derechos de explotación de la obra que va desde su creación hasta 70 años después de la muerte del creador.


Si tomamos como ejemplo la Torre Eiffel, creada para la Exposición Universal de París en 1899, ésta habría cumplido ya su tiempo (su autor murió en 1923 con 91 años) y por tanto podríamos utilizar ampliamente la imagen del emblema francés.

COSAS DE LA VIDA

Pues no tan ampliamente. Cuando uno toma una instantánea de la torre Eiffel, o bien tiene una cámara mágica que elimina todo lo que no sea torre, o lo que contiene la fotografía es algo más que monumento. No, no es cuestión de que me ponga pejiguera con que tengáis cuidado con que no salga la cara de nosequién al fondo. Es más simple.


¿Quieres poner la torre Eiffel en una gráfica? Fenomenal. Pero que sea de día. De noche, ya volveríamos a tropezar con la cuestión de los derechos de imagen ¿De quién, os preguntáis? Pues del señor arquitecto que ideó la iluminación del símbolo galo… Ajá, estas son cosas que pasan, cosas de la vida.


ABSURDO

Eso demuestra que hay que estar en todo, porque el señor que se trazó el plan de luces ha hecho su obra –dejemos de nuevo lo de arte-, y tiene derecho, aunque nadie se acuerde de él, a que se le tenga en cuenta.
Pero hay otras cuestiones que aunque te pongas a darle vueltas, es difícil caer.

Os doy una entrada al sitio y váis pensando por el camino quién más quiere su parte del pastel.



Ya.

Pues resulta que además del autor del monumento (que ya no cobra) y del señor de las luces (que sí), se une a la factura de derechos de imagen ni más ni menos que la compañía eléctrica que da cobertura al espectáculo nocturno. Qué aduce en cuestión de derechos de propiedad intelectual o de propia imagen, se me escapa. Pero sí.

Así que si un día se os da por publicar una foto vuestra, tened cuidado de que Loreal no os pida derechos por la sombra de ojos o Alcampo por las chanclas. El límite entre la protección celosa y la avaricia anda últimamente muy, muy sutil.

jueves, octubre 20, 2005

Colección de "Peros". Cromo nº1

Rechazo de entrada el sitio ése donde te piden que no fumes en sus establecimientos con la turbia excusa de salvaguardar el sabor del café, aunque luego te lo sirvan en vaso de cartón o poliuretano -amén de cosas más sangrantes.

Pero:
He descubierto su Chai Tea Latte: té negro, cardamomo, pimienta negra, jengibre, canela, clavo y anís estrellado, azúcar de caña, miel… un redoble de tambores para sentarte cualquier día de estos bajo la lluvia otoñosa de Madrí, a esperar que en cualquier momento pase la banda de música.

Me gusta asociarle momentos a las cosas, más que nombres, más que colores o formas. Este té es de lo más evocador. Qué lindo que es.

Cierro paréntesis




..., lentamente.

viernes, octubre 07, 2005

Ventilad




Os he abierto una ventana para que corra el aire, que se de tanto currar se os habia olvidado...

jueves, octubre 06, 2005

Un dia en las carreras


'Lo gracioso de Happy Valley es que debe ser el unico hipodromo que esta en el medio de la ciudad', me comento Tessa. Y tan en el medio: bajabamos en taxi por una calle empinada y justo al pasar el ultimo recodo, un fogonazo de millones de kilowatios nos salio al paso.
Tuvimos suerte por primera vez en la noche: la entrada era gratis -no llegamos a descubrir por que en ningun momento-. Y el ambiente dentro... bien, no podria compararlo con estadio de futbol porque apenas he estado en uno un par de veces, pero quiza los nervios se mastiquen de la misma manera.
La noche estaba bochornosa, la humedad como siempre en Hong Kong casi palpable, y por causa de eso tal vez el olor de la excitacion del juego era denso y se confabulaba con el humo de los cigarrillos. Estabamos en la zona al aire libre, cerca de las pistas, la mas concurrida por los extranjeros -ingleses en su mayoria- porque es donde la cerveza y el fast food es mas accesible. Las gradas, los nichos aventanados de los pisos superiores, se destinan mas -por lo visto- a clientes importantes en sus viajes de negocios. Pues bien, a pesar de estar al aire, aquello no mejoraba el calor sofocante ni el olor.


'Apuesta al n 3'. Y que mas me daba si no sabia nada de caballos. Me bastaba con estar alli, aprender a cubrir una ficha e ir corriendo a sellarla antes de que empezase la carrera. He de reconocer ahora que no recuerdo el nombre del dichoso equino, pero seria algo asi como Thunder of gold o Wings of Gods o algo que sonase, como todos, a ganador.
Fueron 20 DHK a ganador, que si aciertas, te llevas mas (a fin y al cabo, al cambio solo estaba apostando un par de euros). Sellado el cupon, corriendo a las barreras
y... comienza la carrera! 'Oooh... shit! Te dije que el 8! Double happiness!...' 'espera a que se acabe, a veces hay sorpresas!' 'Aaah... el 3!' 'El 9!' 'Nooo... va a ganar... va a ganar... Aaaah! Tia, he ganado mi primera apuesta a los caballos!'

...


'Ve entonces a cambiar el cupon!'
'No quiero el dinero -muy digna y sentimental-, me quedo con el cupon, es un simbolo'
'Aja...'
Y entonces fui a las cajas, cambie el dinero y volvi a apostar.

martes, octubre 04, 2005

Cronicas sin tildes ni enies


Interior
Originally uploaded by C'.

Tratare de apania... (a ver: truco, corto y pego... et... voila!) apañarmelas (lo de las tildes ya es demasiado, hagamos todos un esfuerzo por entendernos).

Me asomo a mi ventana en Hong Kong y veo trocitos de España, que se quedaron en sus sillas, atados a sus ordenadores y sus quehaceres, mientras yo ponia un par de continentes por medio de la rutina. No dejare de pasear hoy sobre el lomo bullicioso de este gigante de neon, pero eso no significa que no tenga unos minutos a solas en el apartamento de Tessa para mimaros esta mañana y contaros cuentos que os acompañen el cafe.

En este lado del mundo he visto un monstruo dormido, postrado a los pies de una montaña, palpitando en su lomo la lenta respiracion del sueño. Y en ese vaiven acompasado, se encendian luces de colores, apausadas, yendo y viniendo, como mareas. Dormia el dragon con medio cuerpo en el agua, refrescandose del bochorno que aun perdura varias horas despues del anochecer. Tan magnifico ser, que de un bocado nos hubiese borrado del mapa, se dejaba admirar desde la cumbre, Victoria Peak, y descansaba, con un ojo abierto y otro cerrado, hasta la mañana siguiente.

... y llego la mañana y el dragon desperto. Se convirtio en barahunda, en griterio, en jolgorio; en prisas, en gentio, en lio. Se enrollo mil veces sobre si mismo, salio a la superficie y se volvio a sumergir; carreteras, neones, rascacielos, era todo una misma materia, era el dragon despierto e inquieto, a pesar del calor y la humedad. Solo podias subir a sus trocitos de selva que aun sobreviven entre las escamas para escuchar el silencio entre los templetes caseros, mimados por paisanos sosegados y ajenos. Luego, sin remedio, coger aire y volver a bajar, a los mercados, a la fruta fresca y el pescado aun vivo en cubetas, a las lavanderias y... oh! un Starbucks en mi historia!

El dragon invita a Dim Sum desliciosos y a postrarse en templos. Man Mo, el mas antiguo, en Hollywood Road. Pero al montruo le gustan las visitas, es vanidoso, y alli, en ese momento, se mezclaban tantas personas, con quehaceres tan distintos! Unos hacen fotos, otros rezan, todos se miran conscientes de la situacion tan incomoda en la que les pone el dragon. Afirmamos nuestras presencias con la mirada y continuamos. Que si no, el dragon manda.

Vuelve pronto la noche... la respiracion se calma...


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