martes, mayo 31, 2005

Reflejo


Reflejo
Originally uploaded by C'.

Me gusta cómo voy vestida aquí. La blusa casi la había desahuciado porque un día no me gustó en la imagen del espejo. Pero a veces merece la pena dar una segunda oportunidad.
Alex me está sacando una foto desde fuera; la necesita para una prueba. En el resultado final, estaré en las fauces de un tiburón. Pero tengo cara de que no me importa. No sé si al final, como todo, se convertirá en una metáfora.

no estoy de buen humor

estoy aquí.
en mi nuevo sitio.
en la oficina negra y con cadenas,
amarrada a mi estado aciago y convulso.
todo en ella está muerto. hasta la luz.
pero
me he traído un pez. rojo.
se llamará trucho.
welcome to the war.

lunes, mayo 30, 2005

Resaca

No hay palabra mejor para esta sensación de mareo rasposo. Re-sa-ca. Me encanta cuando las palabras no son simples uniones de sonidos aleatorios, sino que todos ellos contribuyen a un resumen sonoro y apreciable del significado. Re, que te arrastra, sa, que te suelta y te deja caer, ca, que te da rotundo en la cabeza.

El Festival de El Sol de este año me ha dejado más resaca que de costumbre. Físicamente ya sólo quedan las notas discordantes de una afonía que dura más de la cuenta. Anímicamente, mucho peor. Las fiestas, o los grandes acontecimientos en general, lo encumbran a uno para dejarlo caer desde el mismísimo éxtasis. Millones de saludos, palabras amables, sonrisas de pegatina, maquillaje perfecto, pintas estudiadas, reencuentros incómodos… A mi me tocó lidiar con el peor. Un ex ligue que se fue por la puerta de atrás. Y como ocurre con este tipo de reencuentros, pasó exactamente lo que mis fueros internos me dictaban y yo intentaba ignorar: nada. Ni una disculpa ni una reconciliación. Nada de nada, en serio, palabras vacías. Y eso aumentó mi resaca unos cuantos grados más hasta casi rozar el suelo…

Lo bueno es que con el tiempo, y después de muchas, sabes que la resaca convierte los recuerdos en un irreal cuento para no dormir. Mañana no sabré ni quién me lo contó.

(Pero cómo en un buen cuento de miedo, aunque parezca que todo fue un sueño, siempre queda una prueba que nos hace dudar: GPS de El Mundo.es )

viernes, mayo 27, 2005

Cosas que tiene la vida

Así podría llamarse el blog entero. O "imprevistos". O "vaya usted a saber".
Yo tendría ahora que estar en un coche camino de Donosti -se está celebrando El Sol, el XX festival de publicidad de la ciudad-. Sin embargo, ninguno de mis compañeros, entre los que se encuentra el propietario del vehículo, ha llegado todavía. Para mayor cruz, acaba de bajar uno de cuentas preguntando por el sujeto, porque antes de irse, tendría que hacer un par de cartelas. Así que dime tú para qué me he levantado hoy a las 7.30...

La vida está llena de imprevistos. El equilibrio en la vida y la paz que da pensar que uno lo tiene todo controlado, es un equilibrio finísimo, delicadísimo. Un plan trazado es una ilusión, un mecanismo de defensa porque los seres humanos tenemos miedo. Miedo a no saber qué hacer. Miedo a no poder. Miedo a... miedo a todo en general. Los planes nos permiten estructurar en la cabeza el espacio y el tiempo, imaginar nuestras capacidades y soñar que estamos solos o al menos, que podemos manipular la voluntad y/o las acciones de los otros.

Pero son las 10.02 y sólo ha llegado uno de mis compañeros.
"No sé". Eso es lo que le explico a mi hermana y que tanto le desespera cuando me pregunta qué voy a hacer el fin de semana. "No sé". Un amigo me dijo que en realidad, más que asumir la falta de control en mi vida, lo que respondía era un latiguillo para no comprometerme, para tener todos los planes del mundo y elegir el que más me gustase. Bueno, pues será. Y seré "mal queda". Pero eso no derrumba para nada los pilares de este sermón cabreado. No hay quien planee nada. Y puedes hacer dos cosas: o enfadarte con el mundo o resoplar resignado "son cosas que tiene la vida".

jueves, mayo 26, 2005

La tentación

No sé si es arriba. Diría más bien que la tentación vive en todas partes. Tiene el don de la ubicuidad y de la plasticidad y de la omnipresencia…
El caso es que la tentación bajó un momento y pegó en la puerta de una amiga. Resulta que el señor de la casa no estaba en ese momento, y la tentación esta vez llevaba puesto un bronceado natural y una sonrisa de dibujos animados que no eran de este mundo. Las líneas de su traje acentuaban sus músculos, sus ojos oscuros la miraban desde el corazón del ardoroso desierto.
La tentación, con voz sibilina, se dedicó durante un buen rato –que pareció una semana- a presentar mil ramos de flores, cajas sorpresa, sensacionales cruceros, joyas de Saba, luces de colores. Y mi amiga se quedó en el dintel sonriendo hechizada, sin fuerzas para terminar siquiera de guardar sus zapatos blancos recién limpios. Pero ¡qué barbaridad! … ¡Si la tentación justo decía las palabras que ella siempre había soñado! ¡Cómo podía saber eso!…
A esas alturas, a mi amiga, los dedos de sus pies desnudos ya le asomaban y pisaban el rellano del edificio. Pero, con los ojos perdidos en las pupilas de la tentación, amarró el teléfono del hall e hizo una última llamada.
Me sonó a socorro. E hice lo único que podía hacer. Le dije exactamente: “Eres libre. Puedes elegir entre mil posibilidades. Incluso ir eligiendo eternamente, en un supermercado sin fin. Pero elegir significa renunciar a todo lo que has descartado en esa selección. That’s the game!”
Algo asustada, cerró la puerta en los morros maliciosos de la tentación.
“¿Elegir? ¿Renunciar?”
“Ajá. Puedes tener todo lo que quieras. Pero tienes que soltar algo a cambio.”
“¿Elegir? ¿Renunciar?”
“Sí, claro. Supongo que se te había olvidado… “
“Sí…”

La tentación rondó la puerta cerrada de mi amiga durante un buen rato, se la oía pasillear, inasequible al desaliento. Ella, dentro, miraba hacia todas partes, buscando qué elegir.
Hasta que fuera dejaron de oírse pasos y jadeos. Y poco a poco, a mi amiga se le fue olvidando, ensimismada en el jaleo de su nuevo hogar. De hecho, a veces, cuando mira a los ojos de su joven, flaquito y dulce marido, piensa que aquella sonrisa fue sólo el reflejo de sus sueños en una rodaja de sandía.

Yo supongo que la tentación bajará de vez en cuando a visitar a mi amiga, con esas y otras formas, a torturarla. Eso dice. Pero la tentación no es mala: en realidad ella baja para demostrarnos que somos libres de elegir.

El problema es que nos cuesta ser felices. Porque a la felicidad sí que subimos y bajamos y salimos fuera a buscarla. Y muchas veces no recordamos que la felicidad casi siempre está dentro de nosotros, de casa.

miércoles, mayo 25, 2005

Vivo en una espiral

A mi mamá esto no le hubiese extrañado. Podría hacer una lista de cosas que he comenzado y no he acabado jamás:

- Clases de patinaje
- Clases de judo
- Clases de natación
- Clases de atletismo
- Clases de flauta
- Curso de corte y confección
- Curso de relato breve
- Libros varios que ahora no podría recordar
- Un mantel de ganchillo (estuve a punto de terminarlo. Y ahí está ese mantel inacabado, que es peor)
- Un vestido negro
- Un par de pantalones
- Un fin de semana de meditación

Y ya, para hacerse una idea, es suficiente. Tampoco se trata de hundir mi mala reputación.
Pero en contra de lo que piensa mi madre, mi falta de constancia no es por que pierda interés por lo que estoy haciendo. O no es tanto eso. Es más bien que enseguida me interesan un montón de cosas más. Y en la cabeza se me monta tal guirigay, que tratar de organizarme me lleva directamente a la cama, huyendo de mi stress artificial.
A este blog le pasó un poco eso. Pero la cosa es que ninguna de mis aficiones olvidadas me había perseguido, cual zombi, para proclamar un par de defectos tremendos que ahora no quiero nombrar. Así pues, aunque no estoy preparada aún para entonar un mea culpa y prometer que nunca más, ya que soy una asesina compulsiva de buenas intenciones, voy a volver a intentarlo. A reconducirme. A rehabilitarme. A recuperarme. A reinsertarme. Otra vez.


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