jueves, febrero 22, 2007

Bizcocho

4 cucharadas de mantequilla ablandadita
1 yogur natural
Azúcar moreno, una medida de 1 tarro de yogur
Harina, 1 ½ tarro de yogur
1 sobre de Royal
2 huevos
De 1 limón: un poco de ralladura de la cáscara y un poco de zumo
Canela
Semillas de lino

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No hay necesidad de cocinarlo a horas de panadero, si el motivo para prepararlo es celebrar un aniversario o acompañar una invitación a café. Pero sirve de mucho cuando la razón es hacerlo en sí mismo, ocupar la cabeza y engañar un poquito al corazón.
En vez de seguir dando vueltas a las cosas sin solucionar nada, mejor meneo la masa. Con suerte, algo al menos irá pa’ arriba.
Así pues: 11 y media de la noche y empiezo a sacar cosas de las alacenas. Ablando la mantequilla un poquito, para que no haga grumos y se amalgame bien. La mezclo con el azúcar moreno, que es el que hay en casa (NOTA: comprar azúcar blanco), con una batidora que no sabía que tenía, de esas de varillas. Vierto el yogur y los dos huevos y sigo batiendo. En un bol, mezclo la harina (hubiese sido muy pulcra si la hubiese tamizado, pero no eran horas) y la levadura Royal; luego la voy echando a puñados en la mezcla anterior, la voy incorporando sin dejar de batir. El azúcar moreno le da un colorcito interesante: pruebo la mezcla de una esquinita del tupper donde estoy montando la masa. No es por nada, pero está requete. Sin embargo, aún le falta un toquecito, y se llama limón. Limón en ralladura. No es suficiente: termino exprimiendo un poquito. Bien. Y un toque de canela, que me encanta. Mmmh. Mejor.
Unto el molde de mantequilla y encima lo enharino, para que no haya sorpresas. Vierto la masa en un molde alargado, de plum cake. Precioso color tostado. Le espolvoreo unas semillas de lino que me compré para el desayuno (a veces tomo yogur con fruta troceada y me gusta añadirle las semillitas), y está listo para el horno.
Mi horno nuevo todavía tiene secretos para mi, pero no estoy recelosa. Sé que terminaremos entendiéndonos. Y un bizcocho siempre es un bizcocho: 180º, una media hora. Si a los 30 minutos, pincho, y la aguja no sale limpia del todo, 5-6 minutillos más, y ya está.



Esta mañana me ha dicho que un bizcocho puede engañar al estómago, pero no al corazón.


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