Sensodomingo
El hijito de Marte
Originally uploaded by C'.
Me desperté con resaca pueril, y eso nunca hace presagiar una jornada memorable, a no ser por las nauseas soportadas boca arriba en el sofá. Sin embargo, una, pocas veces tiene en cuenta ese porcentaje de sorpresa que se permite la vida de vez en cuando.
Como soy mujer cumplidora, me arranqué de dentro una posición vertical para llegar a mi cita con Noa: a las 12,30 –media hora más tarde de lo previsto, solicitado previamente para poder recomponerme- llegué a la entrada del Conde Duque. Tan estupenda era la exposición de PhotoEspaña de William Klein (pintor abstracto, escultor cinético, fotógrafo caótico, nació en Nueva York en 1928) que hasta el segurata de la puerta nos felicitó por la elección: "la más bonita" o "la más recomendable" o algo así nos dijo, sin soltar el teléfono por el que mantenía una conversación entrecortada. “Ya me lo diréis a la salida”. Pero a la salida no pudimos asentirle, porque continuaba hablando por el móvil, que nos había parecido sensacional, esas arrugas palpables de unos rostros antiguos tan actuales, las instantáneas como fotogramas de una película que enseguida se pondría a correr, traspiés de ciudad, risas incontenibles que se salen de la bidimensión, reflejos incómodos del cristal de papel… años 50 alborotados en Nueva York, Roma, Moscú, Madrid. Sí, debió escaparse el caos de la mente del hombre y convirtir el poblado en ciudad. Y a ese demonio seductor de la urbe lo captó Klein.
En pleno sofoco de mediodía, bajamos hasta la FNAC, mientras pensábamos qué hacer para comer. Me compré 3 discos por precio y necesidad: Paco de Lucía, Cositas Buenas –lo estoy escuchando ahora en el ordenador, pero no voy a comentar ahora cómo suena Paco. Por obvio-; Vengue de Ojos de Brujo, porque Barí ya lo tengo –qué alegría, quillos, venir a las 8 caminando pa’l curro con ese flamenquillo rico-; y Robbie Williams cantando swing en Swing When You’re Winning, que poco he escuchado, pero me da igual lo que digan: no es un Elton John soñando con ser Mick Jagger, Robbie canta muy bien además de todo muy, muy bien. Y punto pelota –mola tener un blog para dar rienda suelta a mi faceta dictatorial -.
Caminamos hasta La Latina y el calor sólo nos dejó comer una tapa de ensaladilla entre dos. Y ni eso, que ahí se quedó la mitad. Bernat se incorporó a nuestras cañas. La resaca iba remitiendo, pero creo que no era la cerveza la que debilitaba mi síndrome de abstinencia. Era el buen rollo… Acabamos sobre el césped de Las Vistillas.
Noa suelta: “Pues creo que hay algo en el Círculo de Bellas Artes, podíamos ir a ver” Yo: “¡Es verdad! Creo que Nacho dijo algo de que iba a pinchar…” Llamadita de turno. Efectivamente: estaría allí hasta las 5. Corriendito, un taxi y pa’llá.
10 euros en la entrada del Sensomusic, el Primer Festival de la Cultura Chill Out (así se vendían). Ber se rajaba… y se arrepentiría. Fue el colofón de un domingo que ya hasta el momento había resultado bastante agradable. Se convirtió en algo mejor: sin esperar nada del descanso dominical, nos regaló masajes vibrantes en los pies, taboulé riquísimo, helado gratis, Ekant & Nak (Chandra Sound System) casi para nosotras solas –oom-mmmhh!-, colorterapia para los sueños, los juegos y los sentíos y Wagon Cookin’ bailado a rabiar con mis dos soletes, Noita y Nachete. Oh-my-god. La vida es hermosa…
Tanto, que no pudimos irnos ya de ya: bulliciosa Plaza Sta. Ana, acabe con la excitación de nuestros sentidos. Amén.
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